jueves, 3 de diciembre de 2009

Paciencia - Quietud - Espepa

PACIENCIA – QUIETUD – ESPERA

Siéntate bien, sin prisas, sin deseo alguno percibe.

Las montañas a lo lejos son altas y entre ellas asoma el sol. Es un momento radiante, pero sólo asoma, aún no es la hora de subir. Si subes deprisa quizá caigas y retrases el viaje. Si subes corriendo, cuando llegues quizás aún no haya salido el sol y te decepcione el paisaje..Si subes antes de tiempo será de noche y no verás aquello que estás buscando. Cuando el sol esté en su esplendor, tú ya habrás recorrido el camino, su energía será tuya y aquello que buscas entrará en ti.

REFLEXIONES

La impaciencia te hace caminar deprisa, tropezando y sintiéndote confuso. La impaciencia te llena de angustia y no te deja ver lo que esperas. Cuando eres consciente y deseas cambiar, paras de golpe, encontrándote de pronto con el desasosiego y las dudas que te atormentan.

Para empezara trabajar tú paciencia tienes que aquietar tu mente, de esta forma puedes esperar dulcemente que llegue el momento de la acción.

¿Qué te impide parar para esperar?¿quieres ser el mejor o el primero?...Cuando haces un largo recorrido por el desierto, sin parar, sin prestar atención, lo más seguro es que enfermes, no llegues o te pierdas y aparezcas en otro lugar. Si antes de hace este largo recorrido reflexionas acerca de si llevas suficiente agua, si es el mejor momento climatológico, si estas preparado físicamente para soportarlo, verás si es conveniente esperar y prepararte o reunir lo adecuado y pedir ayuda y consejo. Lo cierto es que preparando con calma tu viaje y pidiendo ayuda, asegurarías bastante él éxito del viaje. Así pues antes de una acción impaciente reflexiona, detente y analiza los porqués, que aprenderías en la espera...

Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece. No busques un tesoro cuando aún no sabes que harías con él. Prepárate en cambio para saber cómo actuar teniendo en tus manos el tesoro que deseas, como si ya lo tuvieras. Un día estarás preparado y aparecerá.

Hoy doy gracias a una amiga por su lucidez y sabiduría, haces que reflexione y comprenda para seguir yo sola adelante este camino. Gracias a mi madre, por ser hasta el final mi más exigente maestro, ayudándome a aprender el aquí-ahora de cada instante, enseñándome amar sólo por amor. Gracias a José que día a día, de mil formas diferentes, me disteis apoyo y amistad y supisteis sonreir conmigo en los momentos difíciles y a tantos, tantos amigos que en momento determinados estabais ahí para reforzar mi confianza.

“Parar es necesario, paralizarnos podría ser Morir.”